Habría naufragado en su cuerpo lánguido y fortuito
todo se escurría esa noche en la penumbra misteriosa
sus manos temblaban
estaban húmedas y yertas
y parecía que todo se estremecía
hasta sus piernas
el infierno se hacía fuego
y así la noche nos redujo a cenizas
a sombras inconstantes
¿ Qué había del otro lado de sus ojos?
un jardín de inconstancia
un dulce caos amarillo
una mano que se estira
un cuerpo delgado
yo quería hundirme en su cuerpo
lamerla hasta morir
como si fuera una roca húmeda y caliente
como si fuera el último día de mi vida
y hundir mis dedos , mis ansias y mi fuego
en su pequeño cuerpo delirante
en su fuego transitorio eléctrico de piedra
y perdernos en un hálito que durara el sueño de la nada.
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