imperturbablemente en su hilo
que decanta la arena numerosa
el suave y arcano caer de su premura
nos arriba en otro instante ya vivido
las cosas se repiten
y se alejan
el mundo se desploma en su apariencia
las caras y los hombres se detienen
no hay nadie detrás de los cristales
no hay nadie detrás de los cristales
ni las eternas escaleras circulares.
La mano, el beso, la tarde
todo es la ficción y la mentira
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