Lugares.

Los personajes de esta mini-historia hacen parte de la ficción literaria del autor ( y de su alma). 

Fue un lindo lugar, recuerdo las dos noches que me quedé . La primera estuve en un café con alguien que el destino trajo como una tormenta de arena. Tomábamos café, leíamos algo de poesía, pero finalmente sus ojos lúcidos como el cristal se fueron acercando en un beso y  nos diluimos lentamente en la noche. Caminamos por las calles solitarias entre besos y ecos de salsa. Fuimos  al hotel y ella se acostó en la cama, en el rincón del alma que jamás había tenido. Nos besamos con un hambre, con la sed del desierto, como si lloviera a cántaros, como si el cielo estuviera roto y nuestras bocas entretejieron un dulce río de peces y mis manos descendieron  por su cuerpo , sentía como su corazón estaba lleno de electricidad. Entonces toqué su sexo , cálido y húmedo, lo acaricié como se toca lo divino, como un misterio tranquilo y arcano.  Las sombras dejaron de respirar y un lento movimiento definía la oscuridad. La noche gritaba su nombre y el cuarto daba vueltas. Su cuerpo desnudo estaba envuelto en llamas. Nada parecía importar, porque ella era ligera, porque mis manos se confundieron en su caricia y por fin me sentía parte de algo, como si fuera un espejo, un dulce alivio de la levedad de mi existencia, un pedazo de ternura envuelto en nube. La veía traslúcida,  en su vasta pesadez de tigre dormido, en su blancura que parecía extasiada, entonces nos fundimos en un sueño suave y pesado.  Supe esa noche que el universo teje la historia del caos en un trémulo beso que se disuelve en la nada.

Lectura de Borges sobre una terraza- Colombia