"Y todos, todos aman el dolor porque sienten pulsar en él, potente, la vida que adoran; porque saben que “sobre la tierra sólo por el dolor cabe amor verdadero”, y esto, el amor, es lo que ellos persiguen y anhelan por encima de todas las cosas. Para ellos, la prueba más indubitable de su existencia no es el cógito, ergo sum, “existo porque pienso”, sino el “sufro, luego existo”. Y este “existir” es, en Dostoiewski y en todas sus criaturas, el triunfo supremo de la vida. El grado superlativo del sentimiento cósmico." Stefan Zweig - Tres maestros
Para encontrar la respuesta adecuada no es necesario ir muy Lejos. No hay que buscar en libros o en manuales de cocina. Solamente basta con meter el culo. Si , así como lo he dicho: meterse de lleno al sufrimiento, por la vía de la pasión y empezar a llorar con los ojos abiertos, e ir de puerta en puerta con las manos empapadas en llanto, con la ropa empapada en llanto, con el culo y la frente y el cuerpo lleno de lágrimas saladas e ir por ahí gritando. Las respuestas no están en la comodidad de la librería, en los tratados filosóficos o teológicos, no está en la sedentaria costumbre de buscar en internet o en las tiendas de herramientas, no está en los templos budistas o en la meditación. No, hay que meterse de lleno en el dolor y parirse y sentir como todo duele, como arde la vida con tanto fulgor que dan ganas de empezar de nuevo y sentir ese dulce pálpito, ese dolor tenue de ser nadie en las librerías o en los cines, de ser nadie en el vasto cosmos que se abisma en la eternidad, sentir que un instante de tiempo es el mismo caos que nos aturde y nos envuelve. Meterse de lleno en el dolor de vivir y de morir, de perderlo todo para tenerlo todo.
la muerte de Seneca Peter Paul Rubens |
No hay comentarios:
Publicar un comentario