en la náusea que me envuelve y me extasía
en el lodo de piedra
en el loto de fuego que es el Hades
en mi báquica ambrosía
todo en su ángulo discreto
es la fuga que dilata
la eterna melodía.
Persistir es el destino
de la triple bestia que es el hombre
acaso no morir ante el reflejo
de su cara que son todas
las del hombre que es la bestia.
Persistir en la inconstancia
del dios terrible que nos mira
y morir en la elección
de saber que somos libres.
La condena no es el Tártaro
ni de Sísifo la piedra
es otro laberinto
más antiguo que los persas,
más sutil es el castigo
que ha dejado nuestra sombra
y es volver en el camino
¡tantas veces que me asombra!.
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