Hay un muerto bajo la almohada que suspira de amor cada noche
y es que estamos tan solos
que la soledad ha inventado nuevas formas
de encontrarnos;
correos,
recordatorios
computadoras
celulares, cajas, puertas,
Aceras, autobuses
monedas
supermercados.
Todo está hecho a la medida de nuestra soledad
de nuestra indigencia.
Y es que pagamos el precio
de un minuto de absolución,
un instante de olvido y desnudez
todo sea para no encontrarnos del otro lado del reflejo
para no tener que hablar con nuestra sombra
y llegar a casa y dar de comer al gato
y ver como se acumulan los platos sucios
y la mugre
todo sea por no llegar a casa
y morir en los brazos de cualquier desconocida.
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