Diario de una apoplejía- parte 1

"Todo retorna del recuerdo;
tu pena y tu silencio,
tu angustia y tu misterio.
Todo se abisma en el pasado;
tu nombre repetido...
tu duda y tu cansancio." Homero Manzi

Mi padre siempre dice que la felicidad ocurre cuando ya pasó, luego de que nos damos cuenta que fue y ya no es. Luego de esos momentos de desnudez y locura, cuando nos vemos en el espejo despojados de la ficción y el sueño, sabemos que fuimos felices. Ahora somos otros ¿ quienes ? las sombras, los amantes, las cosas que nos olvidan en su tierna penumbra.

Diré que fui feliz hace poco celebrando el "nuevo" año con mi familia, bailando cumbia, comiendo natilla y tomando refresco. Cosas tan simples que se asemejan a la felicidad de los rincones, de las tardes de Monk y Richie Ray. 

¿ la felicidad ?tal vez es pura simplicidad, como las huellas en la nieve, como el canto de un ave, como el reloj que se desliza en su tan-tan, como una bola de pelo.

¡Ayer experimenté una felicidad tan triste y desolada!, un caos interior y colorido, un salpicón multifruta de abulia y resignación, de risa inmensamente triste y sincopal. Verlo ahí en una cama de cuidado intensivo , alucinado, mientras reía de las ratas imaginarias y las mariposas cafés que giraban en su penosa habitación. Reía a carcajadas de esta mugrosa vida, de los libros que no iba a leer, de las enfermeras con su gorro de pastelero, ¡reía!, en su tierna parálisis, ya no sabía quien era y ya no importaba, solo sonreía y yo reía con él, algo me desgarraba las tripas, como si de verdad la locura fuera la mejor suerte para salir victorioso de esta batalla.

La extracción de la piedra de la locura - 1494