Hoy vi morir a un hombre. Tenía mi nombre ( y el de mi padre ). Se fue yendo lentamente, su cuerpo estaba lívido, frío como el sonido de la noche. Su mirada perdida en un espacio finito y Su corazón iba dejando de latir y en sus ojos veía muchas caras, el río inmenso que nos contiene a todos, el fluir del devenir y del caos. ¿ A dónde se ocultan los rostros y los sueños? Nuestra vida es un tierno fluir que desemboca en el gran mar de la nada.
A veces pienso en la muerte como un instante íntimo, como el final de un gran poema, como cuando llegas a casa muy cansado sin ganas de saber del mundo, como el abrazo de alguien a quien amas, la muerte es como otro sueño, un oro inagotable, un instante puro y sincero con el todo.
( Y tal vez sea lo único sincero en este mundo )
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