Dulce ingravidez del no tiempo,
un sueño de espuma que se riega
a cántaros
una levedad
un instante fugaz
que pasa como las estrellas muertas.
No hay un hombre que no sea los otros
la multiplicidad de los espejos
es la misma y la de todos
aterrados nos vemos
pero no hay nada
solo desnudez y finitud.
¿A dónde van volando los sueños y las cosas ?
¿a dónde se oculta la memoria?
No hay un instante que no sea de feroz mortalidad
no hay un solo dios que no haya muerto
no hay un solo espejo que no haya llorado.
Berlinde De Bruyckere |
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