"Lo cierto es que vivimos postergando todo lo postergable; tal vez todos sabemos profundamente que somos inmortales y que tarde o temprano, todo hombre hará todas las cosas y sabrá todo." J.L. Borges - Funes el memorioso
La divinidad se manifiesta de formas sutiles , la muerte de dios es pura divinidad y belleza. La muerte como divinidad y resurrección. Morimos a cada instante, en cada mirada, en cada moneda que cae al suelo y sigue cayendo en algún rincón oscuro del azar.
Los dioses caen en su terrible énfasis y aburrimiento, ahora la divinidad es una flor marchita, el rumor de los árboles que se estrujan hablando en un antiguo lenguaje encriptado, todo es eternidad y locura; La finitud que nos pulsa a la muerte, el último suspiro y el temible orgasmo, son las manifestaciones de un dios que renace en nosotros, de la voluntad de vivir. Somos dueños de nuestra muerte y nuestro destino, nuestro infierno es la belleza y el único fin es desintegrarse en la nada creadora de nuestra finita divinidad.
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