Somos el espejo de la barbarie
En la sociedad del "eterno cansancio" y del rendimiento donde somos transeúntes en busca de un alma comercial, hemos sido sacados del gran paradigma de la estabilidad. Un virus ha desolado el planeta y estamos afuera de la línea imaginaria del sentido. Los bordes difusos de lo que creíamos verdadero ya no se ven. Intuimos que todo era una ficción; El sistema en el que vivimos se viene a la ruina, los bancos centrales inyectan grandes cantidades de dinero pero la deuda se acrecienta, el pánico financiero se apodera de los mercados bursátiles y una vez más nos damos cuenta que la respuesta no es el poseer cosas, ni contaminar el planeta con nuestra vanidad y nuestras series de tres pesos; Contaminar el planeta con nuestro amor desechable, con nuestras emociones blandas y empacadas al vacío; infectar el mundo con dioses que murieron hace tiempo, con ríos radioactivos de basura o ideologías hechas de piedra.
¿ Qué quedará más allá de las montañas de plástico y miseria que hemos cultivado? ¿de los sueños de cartón ? ¿de las almas destrozadas? ¿ Podremos ver más allá de la acumulación de ruinas y de una historia de papel para ver crecer a los hijos de la tierra? . No estaríamos recluidos en nuestra cárcel personal, en nuestro anhelo de ser nadie en la sociedad de los nadies, sino que la libertad seria nuestra consigna. Por fin los dioses descenderían a la tierra y el fuego sería repartido a una humanidad mutilada. Seríamos perdonados como quería el Nazareno, seríamos redimidos y una especie de olvido inundaría las calles. No habrían besos sobre las ventanas empañadas, no habrían muertos descendiendo sin memoria, no habrían lugares atestados de personas buscando su destino, por fin el aire estaría libre del humo de las fábricas, todo estaría poblado de silencio , de ecos y semillas.
Pero la historia, aunque sea ilusoria, está llena de los escombros de la barbarie que somos y nos ha enseñado algo; luego de una gran crisis, tal como una pandemia o una guerra, renace nuestro caos interior con más fuerza. No seremos los dioses ni las bestias que han descubierto el fuego prometeico de la razón. Tal vez por las noches nos sigamos ocultando para hacer el amor, mientras en los días soleados seguiremos peleando guerras ficticias. Seguiremos siendo reflejo, atrapados en un laberinto lineal, inmortales en una eternidad instantánea y de momento la única salvación sería la poesía.
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Sísifo por Tiziano 1576 |
La poesía salvará el mundo
Sólo "La belleza salvará el mundo" nos cuenta Dostoievski, un hombre que vivió al borde de la locura; preso en Siberia, epiléptico, ludópata, condenado a la miseria casi toda su vida. Él sólo veía belleza en ese caos interior que lo desbordaba. Cuando se hallaba en los segundos que preceden a la convulsión, Dostoievski sentía que su enfermedad también podría ser un acceso a la divino. Y en los momentos más duros de su existencia, vio como la belleza fue la salvación; justo antes de que casi fuera fusilado, justo antes de la conmoción, justo antes de perderlo todo. "La belleza salvará el mundo": la belleza como avatar de lo divino, la belleza del arabesco, de los colores antes del alba, la belleza de lo oscuramente claro, de lo insospechado, de lo grotesco y lo convulso. ¿ Cuántas veces nos hemos detenido frente al mar y hemos tenido el sentimiento oceánico de ser nada, de lo bello que también es la humildad ante un inmensidad desbordada por la incomprensión?. Solo la poesía podría salvarnos; del aburrimiento, del destino, de dios, del sopor, de la finitud. Sólo habría que ver con otros ojos y pulverizar la realidad hasta verla más allá del lenguaje y de las sombras.
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Anubis sobre la obra de Borges |
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