Tod@s pudieron haber sido el amor de tu vida y los instantes se siguen repitiendo en la alteridad. Todos los sueños, cada mano que se alzó contra la oscuridad, los cuerpos enlazados. Todo se repite invariablemente en la suma grotesca del universo-espejo. No existe el olvido, solo un aplazamiento temporal de lo eternamente puesto. Los amantes siguen rodando en la ciudad con otros rostros, con nombres impuestos por las máscaras-hombre, nombres y vidas impuestas, y trajes que cubren el alma y perfumes baratos y sueños de cinco pesos. Todos seguimos permutando en el río incesante de caras, de mundos destruidos por la memoria inexistente de una eternidad soñada.
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