¿Valdría aún la pena la poesía? ¿ ir por ahí arrojando poemas en las casas como piedras?¿ ser romántico, ser un cursi sin remedio?¿ conmoverse con las nubes que se mueren, con los sueños que se rompen, con las manos que se tocan en las sombras?.
La praxis me ha mostrado lo contrario. El habitar poético se resuelve en su silencio. Ya no basta con enviar poemas a un amante, a los muertos , a la vida, o al amor que ya no existe. No basta hacer poesía en un mundo donde importa la apariencia, "lo real" que solo es ilusorio y se diluye en su antítesis. Ya nadie se conmueve por un beso en medio de la lluvia, por una tormenta que amenaza una flor, de nada vale enviar poemas a los sordos y tirarlos a los cerdos, porque todos estamos tan ciegos que de nada vale ser tan dulce ni morirse tantas veces de amor como el ruiseñor de Wilde. Toda la mentira de este mundo replicada en sus máquinas de piedra es mejor que cualquier poema.
Casablanca |
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