"La madre vio abrirse aquellos pequeños labios, cuyas grietas conocía una a una. Yasoda bajó la mirada para escrutar el paladar de su hijo y encontró una inmensa bóveda estrellada que la chupaba. Yasoda viajaba, volaba. Donde hubiera estado el fondo de su garganta se erguía el Monte Meru, sembrado de infinitos bosques. A su lado se veían islas, que quizás eran corrientes, y lagos, que quizás eran océanos. Yasoda respiraba con una tranquilidad desconocida, como si por primera vez saliera el aire libre a través de la boca de su hijo. La visión que más le cautivó fue la rueda del Zodiaco: rodeaba el mundo oblicuamente, como una faja jaspeada. Yadosa fue aún más allá. Vio la oscilación de la mente, su mutabilidad lunar, sus brincos de mono de una rama a otra del universo. Vio cómo los tres hilos de los que toda sustancia está hecha se enrollaban en ovillos, de los que nacían otros ovillos. Al fondo, vio el pueblo de Gokula, reconoció sus callejones, las ensambladuras de las piedras, las carretas, los manantiales de agua, las flores macilentas. Y finalmente se vio a sí misma, en una calle, mirando la boca de un niño" Ka - R. Calasso
I
El camino se disgrega
aparición instantánea
todo es necesario e incomprensible
la madeja de mil años se teje en la mirada
el instante del azar
es todo el paso que hay que dar,
nada se pierde en la inmensa selva del vacío
ni la sangre de los muertos
ni la arena del desierto
el hilo que se teje misterioso
es la línea circular del universo
el anverso de este juego
laberinto sin salida.
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Stalker - Andrei Tarkovski
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II
Ni la boca que se cierra
ni las aguas del Estigia
ni de dios sus tantos nombres
que ninguno es el correcto
no hay llave ni amuleto
del arcano que es de fuego
que compone el universo
no es tampoco el agua
que creyeron en Mileto
¿ es la arena del desierto ya su vasto su nombre?
¿ es el ojo que nos mira desde adentro?.
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