I
Puedo estar tranquilo
no es mío
el mundo ni sus piedras
ni su gente
ni su sangre
ni la luna
espejo de las aguas
o acaso
la sombra que me sigue
no es mío
el tiempo del reloj
que me consume
ni las horas que me arrebata
el río de las cosas
maraña intrincada
del devenir,
esta tierra
extraña y asesina
no es mía
ni de nadie...
Soy extraño hasta en el espejo
que me cifra presuroso,
no son mías
ni las uñas
ni las manos
ni las cosas
que me antecedieron
no soy dueño de mi vida:
solo de mi muerte
que ha sucedido tantas veces
que me persigue
y añora
y me ansía
y me aniquila en su laberinto circular.
II
muero
en los semáforos
en las casas vacías
en las bibliotecas
en los autobuses
¡ tantas muertes! :
poema
beso
tarjetita postal
baile
mirada
silbido
diente
gato, peluza
acaso me sigue
y la sigo
la presiento
en las aceras
y las cafeterías
,me siento y se sienta conmigo,
leo
y lee conmigo
y me acompaña a todas partes
donde
mi cadáver yace
perdido.
Berlinde de Bruyckere |
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