Habrán docenas de huellas dibujadas en las ventanas de los buses donde un rostro dormido dejó su nostalgia o en el instrumento ya gastado por la mano que dilata las sombras. En todo lugar existe una remota mano que nos llama, que nos acaricia en otro tiempo ya perdido y olvidado.
Habrá una mano que dejó una caricia en un vaso , la caricia flota en el agua. Hay manos en todos lados, que se unen, que se tocan, que asesinan, que se mueven como peces de colores , en los ojos y en el pelo.
También hay una mano en tu cabello (la mía), que desde las profundidades de tu pelo se mueve. Hay una mano que dibujo desde mi habitación cuadrangular, la acaricio desde la triste penumbra, mano de contornos azules , mano distante que urdo en la calma tenebrosa de la memoria.
Manos de amantes - Rodin 1904 |
Nota:
Y ¿cómo olvidar las manos del obrero ? asalariadas y tristes. Cómo olvidar los dedos azules del pianista, o las manos del abuelo dando cuerda al reloj de la pared, cómo olvidar tantas manos que no recuerdo, cómo acariciarlas a todas y sentir que el mundo es un instante de arena que se esfuma en nuestras manos.
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