"En efecto, qué quiere decir la muerte de Dios sino una extraña solidaridad entre su inexistencia que estalla y el gesto que lo mata? Pero qué quiere decir matar a Dios si no existe, matar a un Dios que no existe? Tal vez al mismo tiempo sea matar a Dios porque no existe y para que no exista: y esto es la risa. Matar a Dios para librar a la existencia de esa existencia que la limita pero también para reducirla a los límites que borra esa existencia ilimitada (el sacrificio). Matar a Dios para reducirlo a esa nada que es él y para manifestar su existencia en el corazón de una luz que la hace resplandecer como una presencia (es el éxtasis). Matar a Dios para perder el lenguaje en una noche ensordecedora y porque esa herida debe hacerlo sangrar hasta que brote "un inmenso aleluya perdido en el silencio sin fin" (es la comunicación). La muerte de Dios no nos restituye a un mundo limitado y positivo sino a un mundo que se desata en la experiencia del límite, se hace y deshace en el exceso que lo transgrede." M.Foucault
El todo es una mancha negra
que el cielo muerde.
Bajo la noche unánime y finita
una flor crece del pecho de dios que ha muerto
se abre en el éxtasis de la nada ensordecedora
en la risa muda de la completud,
dios muere
y las risas habitan el mundo
las calles mojadas celebran
su muerte
nada está vacío de él
¡todo es divinidad
y vida eterna !
Las cosas callan
y saben de la muerte
hasta las piedras encarceladas son libres
todo es levedad
todo es esta misma muerte
que durará más allá de nuestra vida.
Saturn Devouring His Son, 1636 Paul Rubens |
No hay comentarios:
Publicar un comentario