Tal vez transcurrió algo de tiempo, no sé. Tomamos vino de caja, del barato, del que produce una resaca parecida a un disparo en la cabeza. Yo la miraba mientras hablaba, El vino y sus labios ,¡ mierda ! , creo que la amé desde el primer instante que vi su sonrisa marginada, sus cabellos que colgaban como jardines en el cielo, su olor a sexo, su aliento a cigarro, su olor vacío y tenue que me contenía, su piel blanca, sus ojos como la noche sin estrellas, la amaba y ella lo sabía. Kurt lo había notado y decidió sacar una excusa para irse, para dejarme solo con ella, “ Y hacernos el cuarto” y mientras transcurría el tiempo, yo la miraba lentamente como absorbiendo su mirada, ella lo notó y se quedó mirándome, pensando, exhalando el humo azul del cigarro. Nos acercamos, más y más, inhalaba el aire de su boca , de sus fauces que me absorbían en un ámbito misterioso como un sueño, donde un aire pesado iba y venía, mi mano recorría su nuca , sus tetas redondas y pequeñas, su cuerpo delgado y tímido, sus recintos oscuros, su culo húmedo, su silencio inmenso. Respirábamos como dos animales asustados en la oscuridad tiritando de olvido y deseo. Le quité la blusa y los corpiños, baje su ropa interior con violencia, le chupé cada resquicio de piel, cada rincón vibrante , cada minucia maldita.Me hundí en su carne lentamente como si quisiera llegar a algún lugar, como si pudiera darle un alma a ese ser de fuego y ceniza. Su culo ardía en el silencio, mis manos intentaban descifrarla, recorrerla hasta que solo quedara el cadáver del amor.
Photo By Sabrina Dacos |
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