El recuerdo que somos.

En ese lugar de ensueño habían sonidos de tango antiguos , como un tajante olvido en el corazón. Guitarras en el cielo como melopeas puestas a secar al sol, árboles que crecen del techo para dar  sus sonatas vacías, habían fotografías de algún tiempo inexistente,personas de vidas pasadas, Fantasmas incrustados en los muros ,  amuletos,  cigarros sin fumar y poemas sin escribir.

Casa de Don Rubén

Melodías que penetraban el silencio de fondo, solo existía un lugar para el recuerdo, en esas esquinas de discos olvidados, de sonsonetes que tiemblan en la memoria del tiempo. 

Conocí un coleccionista de vidas, acumulaba minutos, y escenas , sin apurarse nos mostró el tierno color del olvido, del devenir irrevocable que pasa ante nuestros ojos.

Somos el recuerdo de nadie, la formación indistinta del universo. Hacemos parte de un mismo poema, una misma canción que tal vez no rima, pero suena en cada ser que existe, en cada cosa que siempre deja de ser, para convertirse, en el recuerdo que somos.