No hay peor crimen que matar el amor, ni peor castigo que estar condenado a él. Nadie se puede salvar del amor, nadie ha salido vivo de esta vida, Todos están condenados a asesinarlo, sepultar su cadáver bajo la almohada , están sentenciados a reinventarlo, buscarlo y encontrarlo en los tristes peluches baratos rellenos de lo que están hechos aquellos cerdos que escuchan música romántica, tal como la de Arjona , buscan el amor en los poemas de Neruda, en los estúpidos sonsonetes de la radio, en los inframundos virtuales, en los poetas trasnochados, esos feos malditos que quieren ganar el corazón de nenitas vírgenes con palabras rebuscadas, Esos infra-protozoos que dedican canciones porque no pueden dedicar masturbaciones.
Amar significa renunciar al objeto de amor, en perder aquello que nunca se tuvo. Se ama aquello que no se tiene y que algún día se va a perder, y toda pérdida genera angustia en quien pierde eso que jamás tuvo, esa breve ilusión de poseer el cuerpo de otro, una despreciable alienación por las tetas o la verga de algún mamífero indolente. Al perder el primer objeto de placer, el deseo nos impulsa a encontrar el objeto de gozo, llenamos ese vacío con objetos de amor, tales como falos, pezones, o sin número de significaciones sexuales o de otro tipo, que se pierden posteriormente y son causa de angustia. Perder un culo o cualquier otro objeto de amor genera en un individuo una reacción a tal punto de suicidarse con un banano. Esa pérdida genera una nada , el mismo vacío que se tenía al principio.
En efecto estamos acostumbrados a perder un objeto de amor, porque siempre dirigimos el amor hacía un objeto perecedero, a la triste grasa que se acaba, al pelo que se decolora, a las uñas que se encarnan tal como el alma en la carne de alguna desdichada. Damos el amor al mejor postor para llenar la soledad, esa soledad de "pajas" dedicadas, esa soledad errante que nos motiva a existir, a ocupar parques, oficinas, esa puta soledad que nos obliga a buscar objetos para amar y perder, que nos obliga a limpiarnos el culo con un triste periódico de ayer.
Pero, No existe mejor amor que el que nunca se tuvo, ese amor hacía la nada, Amando la Nada nunca existe la posibilidad de perderla, porque nada se perdería. La nada es un ser amado que no se puede perder. Así el amor por un objeto amado retorna a la nada, el amor hacía la nada, retorna a ella misma. Amar la nada, es amar el mundo.
Me gusta, esa manera de escribir a pesar de algunos detalles en una que otra palabra...
ResponderEliminarInteresante.
ResponderEliminarexcelente
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