Para un alma joven que ha decidido irse de este mundo.
Pulsamos el destino con las decisiones. Elegir es bifurcar el sendero interminable de la trama circular. Cruzar una calle, abrir una página, dejar un amante. ¿Qué elegimos? ¿ la seguridad? ¿el destierro?¿ la quietud? ¿el silencio? ¿elegimos la felicidad, el amor, la mugrosa estabilidad , la locura?.
Elegimos la inmortalidad: deseamos perdurar en los otros, pero jamás consumirnos enteramente; deseamos "para siempre" pero no vivimos el presente cuyo ápice es infinito; elegimos aquello que creemos verdadero en un mundo donde nada es cierto. Elegimos lo grotesco y lo común, porque lo bello nos causa miedo, porque la poesía de andar sobre la cuerda floja aterra a quien quiere cruzar las aguas de lo infinito. Elegimos nuestro futuro en un mundo construido sobre ruinas, elegimos la estabilidad en vez del amor, el ruido y no la música, elegimos a dios en vez de la belleza, elegimos con los dedos, con las uñas pero jamás con la pasión, elegimos para seguir viviendo nuestro drama circular y darnos importancia en un universo indiferente donde dios es sordo, donde el caos nos consume, donde las trivialidades nos ahogan. Elegimos la muerte en vez de vivir y quemar nuestro fuego , tanto como para hacer arder el mundo y nuestros miedos. Tanto como para amarnos unos a otros.
Ya hemos jugado nuestras cartas, y la mejor decisión es el Zugzwang para nunca mover nuestras fichas y quedar fijos para siempre en el hilo eterno de lo etéreo, suspendidos en una burbuja donde tus ojos detenidos me recuerden lo fugaz de esta poesía.
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